viernes, 22 de enero de 2010

Jusqu'ici tout va bien

Es la historia de un hombre que cae de un edificio de 50 pisos. El hombre, a medida que va cayendo se va repitiendo a sí mismo para tranquilizarse "hasta aquí todo va bien, hasta aquí todo va bien, hasta aquí todo va bien..." pero lo importante no es la caída, es el aterrizaje.

lunes, 18 de enero de 2010

Humanidades o la batalla perdida

Hay algo en los estudiantes de una carrera como Filología o Bellas Artes que no se puede encontrar en una Ingeniería. Son chicos orientados hacia una manera diferente de ver la vida, nacidos en un territorio hostil, más desesperanzado que el de otros. Con un futuro incierto, peligroso. Pero eso no mata su entusiasmo. Muchos llevan impresa la mirada del soldado perdido: de quien sabe que el combate tiene pocas posibilidades de victoria. Sin embargo sorprende la energía valerosa con que defienden lo que creen saber y se adentran en lo que les interesa. Su tenacidad, su sensatez. Fascina observar cómo se afirman intelectualmente, adentrándose en su vocación. En sus sueños. Pero no van engañados: saben lo que les espera. Perfectamente. La sociedad no para de recordárselo a cada momento. Su generación creció con la certeza del paro irremediable, y sin embargo es conmovedor verlos perseverar, tenaces, persiguiendo lo que aman. Estudian hermosas carreras, en apariencia inútiles, porque la utilidad que persiguen es otra. Va más allá del simple ganarse a vida. Los ideales que un día movieron montañas están ya desgastados, roídos por el tiempo, olvidados. Son tiempos difíciles para los soñadores, para los que se atreven en la utopía. Pero sólo los locos nos han hecho avanzar.

"...bajo el sol que me apuñala
vivo sin patria ni dueño,
como el aire lo regalan
y el alma nunca la empeño
con las sobras de mis sueños
me basta para comer."




domingo, 3 de enero de 2010

Poesía.

Cuando Chaperon Noir llegó a la Tierra traía consigo un gran cargamento de ilusión y ganas de cambiar el mundo o, de al menos, hacerlo un poquito mejor. Confiaba en la bondad del ser humano y pensaba que sólo hacía falta abrirle un poquito los ojos para que se diera cuenta de que su vida podía cambiar. Tenía grandes proyectos para mejorar a los terrícolas, que desgraciada e irremediablemente se estaban destruyendo a sí mismos. Empezó con la poesía, porque ella misma era la expresión máxima de lo bello, del mundo interior del ser humano, y ésta fue creada por el hombre. La idea de que la poesía pueda salvar un mundo sólo se le puede ocurrir a aquellos que creen en los sueños dentro de los sueños pero a la vez están siempre muy despiertos. El proyecto se llamaba "...pero siempre habrá poesía", recuperando uno de los versos del poeta Gustavo Adolfo Bécquer. Recopiló durante años los poemas más bellos que iba descubriendo y los colocó por toda la pequeña ciudad en la que se alojaba durante su estancia en la Tierra, esperando ansiosa las reacciones de la gente a la mañana siguiente. Pero llegó el día y las cosas no fueron como esperaba: la mitad habían sido cruelmente arrancados por algún alma descorazonada y el resto se borraron esa misma tarde con la lluvia. Una gran pena le inundó, sus ganas de cambiar el mundo fueron arrancadas de la misma manera que fue arrancada la poesía, y con el tiempo los restos que le quedaban desaparecieron con la lluvia de las desilusiones.