domingo, 28 de marzo de 2010

A lo Pablo Neruda

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pero nadie los leería.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Esos ojos.

Cuando llegué al hospital, las piernas me temblaban. Cuando mis padres me dijeron que íbamos al hospital a verla ya sabía por qué. Era la última vez. Con timidez entré en la habitación. Aunque había pasado toda mi infancia en aquel hospital, todavía no me acostumbraba a aquella atmósfera deprimente, a aquellas habitaciones frías llenas de instrumentos extraños, llenas de gente que comparte desesperanzas y fatigas. Pocas sonrisas se encuentran si no estás en la sección de neonatos. Esta vez no fue diferente. Metí las manos en los bolsillos para que no se me viera flaquear, y traté de saludar de la manera más natural posible. Allí estaba ella, acostada bajo unas sábanas de un color blanco y frío que parecía que la engullían, tan poca cosa. No podía moverse. No podía hablar. Pero podía mirar. Dos ojos abiertos, muy abiertos, que lanzaban al cielo un grito, una plegaria, que tenían miedo, terror de lo que iba a pasar, de lo que estaba perdiendo. Dos ojos que querían hablar, que intentaban decir algo, pero que no podían. Dos ojos que me miraban fijamente y muy abiertos. Dos ojos que se me clavaron para siempre en la memoria. Quería decirme algo. Yo, cobarde, no le dije nada. Bajé la mirada, rocé su mano, y salí de la habitación, con el rabo entre las piernas.



Lo siento, pero tenía que vomitarlo, me estaba comiendo por dentro.

Pensamiento

Un descampado,
un cuarto oscuro,
unas gotas de lluvia en el balcón.

Un cenicero,
una estocada,
un alma muerta,
así estoy yo.


No hay sentimiento peor que el de haberse decepcionado a si mismo; no hay mayor derrota que la propia, cuando tu mismo impones la batalla.



Un cambio en el método se impone, pero también en la mentalidad. La salud lo pide, y mi futuro también.

martes, 16 de marzo de 2010

Circenses

Él no sabía si ella tenía una pistola en el bolsillo o si simplemente se alegraba de verle. Pero ninguna de las dos opciones parecía buena.

domingo, 7 de marzo de 2010

A ti.

A ti, sombra callada.
A ti, que todo lo ves y nada dices.
A ti, vago fantasma acechante.
A ti.
Y a tu silencio.

domingo, 28 de febrero de 2010

Esbozo para un relato

"Todo irá bien mientras sigas mintiendo por mí", le dice el protagonista de la película en blanco y negro a la mujer a la que besa y acaricia. E insiste entre beso y beso: "¿Acaso no has confiado siempre en mí desde que nos casamos y no te he fallado nunca?". "Sí", le contesta ella, "por eso te amo. Has hecho tanto por mí..." Entonces el espectador deja de remover el azúcar en la taza de café, mira a su esposa y, de repente, le pregunta: "¿Tú harías lo mismo por mí? ¿Serías capaz de mentir para protegerme de un crimen?".
La continuación del relato puede tomar cuatro caminos. Primero: la mujer duda, no dice nada y sigue mirando la película. Segundo: la mujer le dice que sí, que por amor sería capaz de eso y mucho más, y sigue mirando la película. Tercero: la mujer le dice que no, que una cosa es estar casada con un tonto y otra muy distinta estarlo con un asesino, y sigue mirando la película. La cuarta es la que tiene más posibilidades: ella le pregunta a su vez: "¿Y tú? ¿Qué harías si te dijera que esta mañana he matado a tu amante?".

J.N.P.

lunes, 22 de febrero de 2010

El minuto de silencio.

Una noche encontrarás algunas cartas en su escondite...
tan sólo por curiosidad sacarás los discos de su funda...
verás nuestra historia desfilar por tu cabeza....

Entonces, shhh, guarda silencio,
posa solamente un dedo en tus labios,
y lucha,
borra de tu memoria esas palabras que nos hieren,
incendia esas imágenes que nos sumergen en la soledad,
observa pasar mis noches en vela en tus volutas de humo azul...

Escucha, inmóvil y de pie, lo que queda de nosotros.
Lo que queda, eso es todo, de dos corazones inmensos y de ese amor loco;
y guarda, cuando pienses en ello, en recuerdo de nosotros, un minuto de silencio.